Baluarte de resistencia

Baluarte de resistencia

Escrito por Cassandra Nightshade

La noche del 2 de mayo no fue una noche cualquiera, estuvo marcada por los estallidos de los hechizos y el clamor de la batalla en el castillo Hogwarts. Brujas y magos pertenecientes a los rincones más remotos del mundo mágico acudieron a defender el que, durante un tiempo, fue su hogar en una lucha desesperada y a contrarreloj contra las fuerzas tenebrosas que amenazaban con sumirnos en una eterna oscuridad.


En las horas previas al enfrentamiento, el castillo estaba lleno de vida, pero no en el mejor significado de la frase. Miraras donde miraras veías estudiantes y profesores preparando barricadas, fortaleciendo las defensas, creando estrategias y formando alianzas realmente inesperadas. También vi varias declaraciones de amor con la premisa de “quién sabe si llegaré al amanecer para decirle que la quiero”.


La batalla de Hogwarts comenzó antes de que nos diéramos cuenta. Las sombras de la oscuridad se cernieron, junto al ocaso, sobre el castillo como una maldición y se movían como serpientes, buscando el momento ideal para atacarnos y salir victoriosas del duelo. El castillo se convirtió en el epicentro de una gran confrontación entre el mal y el bien. 


El estruendo de las estatuas, vivas gracias al Piertotum Locomotor de la profesora McGonagall, al caer retumbó por todo el castillo. En ese momento todos supimos que ya no había vuelta atrás, era todo o nada. Desde el puente, donde estaba junto a Ginny, se vio cómo la cúpula de protección se creaba desde diferentes puntos hasta unirse, fue como ver el coraje y la resistencia de todos los allí presentes erigirse como un baluarte de resistencia frente a lo que se avecinaba. 



Vi a Harry Potter correr hacia la sala común de Ravenclaw seguido de Luna que lo llamaba sin parar pero él no le hacía caso, yo creo que no la oía entre tantos gritos de los alumnos que iban dirección al Gran Comedor. Quise preguntarle a Ginny si ella sabía algo pero tenía su vista fija en el frente, y entonces lo vi: miles de halos de luz que venían hacia nosotros, provenientes de Voldemort y sus seguidores. 


Neville tomó la delantera y avanzó por el puente, lo vi temblar, pero siguió con paso firme. Ver cómo Neville, que siempre había sido objetivo de burla por “cobarde”, tomaba el liderazgo de la misión del puente hizo que no me pudiera achantar. Había llegado el momento de luchar e iba a hacerlo. 


Todo parecía que iba bien, la cúpula no caía hasta que, de repente, se destrozó en mil pedazos y los carroñeros empezaron a correr hacia el puente, liderados por Fenrir Greyback. Neville corrió como si la vida le fuera en ello y desviaba los ataques de los secuaces de Voldemort hacia las bombas, atadas previamente en los pilares del puente. Cuando la zona colapsó y vi a Longbottom caer pensé que había muerto, gran suerte para nosotros que no fue así y se agarró a los escombros del puente. 


Nuestra misión en el puente había terminado con éxito y nos movimos al siguiente destino: el patio. Allí encontramos a otro gran grupo de estudiantes y profesores luchando contra dementores, gigantes, carroñeros y mortífagos. Todo era caos y destrucción. 


La sangre y el sudor se mezclaron y tiñeron el suelo de piedra, mientras que los gritos de guerra y los lamentos de los caídos resonaban entre los muros hasta llegar al cielo. 

La muerte acechaba en cada esquina, y se había cobrado muchas vidas.


En medio de la vorágine de hechizos y maldiciones, oí la voz de Voldemort, tan clara como si estuviera dentro de mi cabeza. Nos intentaba convencer de que él no buscaba la matanza que se estaba dando, solo quería que Harry se entregara. Una vez dejé de oírlo, miré hacia los lados y vi quién necesitaba más ayuda para transportarlos al Gran Comedor.


Junto a Cho, estudiante de Ravenclaw, llevamos a dos estudiantes de primero para que les atendieran en la medida de lo posible. Durante el pequeño trayecto vi un gran número de cuerpos en el suelo, era consciente de que esto podría pasar, pero no me afectó más de lo que pensaba.

Dejamos a los dos estudiantes en el primer banco desocupado que encontramos libre y paseé con la mirada la habitación, esperando en lo más profundo de mí, no encontrar a nadie que conociera. 


Caminé un poco y ahí estaban, tomados de la mano, Tonks y Lupin habían muerto. Vi pasar corriendo a Ron y lo supe, alguien de su familia había muerto. Al fondo del comedor estaba su familia reunida llorando la muerte de uno de los gemelos. No quise mirar más y salí de la habitación, cualquier imagen era mejor que la que había en el comedor. 


Durante unas horas estuve repartiendo comida, agua, mantas, vendas y hierbas sanadoras para ayudar a los heridos. Pensamos que había llegado la calma junto al amanecer pero, en el momento en el que escuché la estridente voz de Bellatrix y no encontré a Harry me temí lo peor. Salí corriendo junto a Ginny, Neville y Cho y fuimos testigos de la llegada de Voldemort seguido de Hagrid, que sostenía el cadáver de Harry Potter.


Los ánimos generales decayeron instantáneamente, muchos de nosotros pensamos que todas las vidas perdidas habían sido en vano y no había servido de nada toda la resistencia que habíamos opuesto. No oí nada de lo que dijo Neville y mucho menos lo que dijo Voldemort, algo tenía claro: nunca me iba a unir a su bando. 


Estalló el caos cuando Harry se puso de pie y enfrentó al Señor Tenebroso. Harry, el niño que sobrevivió dos veces, se convirtió en un faro de esperanza para todos aquellos que habían perdido el norte. 


Ambos contendientes se batieron en un duelo de voluntades con el destino del mundo mágico pendiendo de un hilo. Fue un combate realmente intenso y, aunque todos sentimos que duró una eternidad, en realidad fue más corto.


El momento en el que Voldemort desapareció y Harry cayó de rodillas, exhausto de toda la batalla, todos pudimos respirar. Hubo un momento de silencio colectivo y, tras el primer sollozo, se encadenaron uno detrás de otro. Algunos lloraban de alegría, otros por el recuerdo de los seres queridos que habían fallecido, otros simplemente lloraban para exteriorizar el estrés. Al fin había terminado el reinado de terror de Voldemort. 


Los ecos de esta contienda resonarán por generaciones, marcando un punto crucial en la historia del mundo mágico. Se recordará por el gran heroísmo de los estudiantes y profesores, recordándonos que, incluso en los momentos más oscuros, la luz siempre perdurará si nos unimos por la misma lucha.




Comentarios

Entradas populares